La impermeabilización se puede definir como una barrera protectora frente al agua y las condiciones climáticas a las que se ve expuesta una edificación. Es una actividad fundamental en todos los proyectos constructivos, de una importancia tal, que quizás de ella dependa el futuro de la obra o inmueble. Veamos porque:
Las edificaciones y construcciones en general no están exentas a sufrir daños a lo largo del tiempo debido a las condiciones climáticas de su entorno. Sin embargo, cualquier arquitecto, ingeniero civil, maestro de obra e incluso el dueño de la casa o edificio, siempre debe tener muy en cuenta que la construcción permanece a la intemperie, lo que obliga a implementar un sistema de impermeabilización que la proteja adecuadamente, especialmente de filtraciones de agua causadas por las lluvias.
Se ha determinado que el agua es uno de los principales agentes que deterioran rápidamente todo tipo de infraestructura, pues con el tiempo encuentra la manera atravesar las construcciones, que en su mayoría están hechas a base de materiales porosos como el concreto, mortero, cemento, ladrillo, etc., generando afectaciones como grietas, fisuras y goteras, que pueden causar daños estructurales en los cimientos, oxidar materiales metálicos e incluso influir negativamente en temas de salud de las personas habitantes de la construcción por la aparición de enfermedades respiratorias.
Las filtraciones de agua suelen darse en lugares expuestos a la intemperie como cubiertas, terrazas o azoteas en las cuales no se utilizó algún impermeabilizante o cuya instalación no fue ejecutada correctamente. Sin embargo, también se requiere la aplicación de impermeabilizantes en lugares de alta concentración de humedad como cocinas, sótanos, bodegas, baños, muros exteriores, entre otros, para evitar manchas en la superficie, moho y malos olores.
Por lo anterior, y para dar respuesta al título de esta entrada, se requiere instalar algún sistema de impermeabilización para evitar la penetración de agua en las construcciones y así evitar el deterioro de estas, alargando la vida útil del inmueble y mejorando la calidad de vida de sus habitantes. Tenga en cuenta que se pueden impermeabilizar tanto construcciones nuevas como antiguas, siempre preparando correctamente las superficies. Asimismo, recuerde que las impermeabilizaciones deben tener un adecuado mantenimiento periódico que permita garantizar su funcionalidad a lo largo del tiempo.
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